William H. Clark II
es un ingeniero mecánico, eléctrico y de estructuras, asimismo ha estudiado las
especialidades de instalaciones de ahorro de energía y de iluminación. Esta
reconocido como un experto en auditorias energéticas y ha escrito numerosos artículos
técnicos. En el capitulo numero 19 de su libro "Análisis y Gestión Energética
de Edificios" William cubre la temática del sistema de calefacción, ventilación
y aire acondicionado ya que este es uno de los que más tiene que ver con el
ahorro y conservación de la energía.
En este capítulo el autor hace énfasis en que mas allá del diseño de un sistema
solido de calefacción, ventilación y aire acondicionado se encuentran algunos
principios que deben ser considerados para el buen desarrollo de un sistema de
consumo eléctrico. Primero, existe un costo, tanto de instalación como de operación
a largo plazo. Segundo, es crucial mantener y conservar la salud, la seguridad
y el confort de los ocupantes en el espacio acondicionado. Clark presenta un
claro ejemplo de este principio, diciendo que para los ocupantes del espacio
donde se encuentra el sistema sería mejor si pudieran trabajar en un ambiente
que posea suministros de aire exterior en su totalidad, esto con el fin de desarrollar
niveles óptimos de renovación de aire exterior que mantiene las condiciones
saludables con un costo de energía razonable. En tercer lugar, existe el
principio de seguridad contra fuego y humo, según el autor las normas
usualmente exigen medidas de seguridad de manera muy clara y los elementos del
sistema de acondicionamiento de aire y calefacción se deben diseñar
exclusivamente para satisfacer estas normas establecidas.
Los anteriores principios; eficiencia energética, salud y seguridad, deben ser considerados
de manera permanente y significativa por el diseñador del sistema. El objetivo
es el de crear un sistema seguro y saludable que utilice la mínima cantidad de energía
y que sea construido a partir de un equipamiento de coste mínimo y con la mayor
vida útil. El proceso de diseño según William, se puede dividir en problemas de
diseño, cada uno de estos problemas deben poder examinarse y comprenderse de
forma independiente. Si cada uno de de estos temas se resuelve cuidadosamente y
si se realizan en la secuencia correcta y con información fiable como base del
diseño, entonces el sistema como conjunto será eficaz y igualmente fiable. Por
consiguiente, un sistema bien diseñado y construido se puede modificar fácilmente
en un futuro próximo o lejano, para incorporar los equipos de ahorro de energía
y de control que puedan estar disponibles las próximas generaciones.
En conclusión, este capítulo está dirigido a todas las personas interesadas en
optimizar la gestión energética de sistemas con el fin de reducir los costos de
funcionamiento de la explotación, preocuparse por la salud y seguridad de sus
integrantes y por ultimo en el buen diseño y desarrollo de esta estructura. Por
otra parte, el autor desea mostrar que la gestión energética es más que una filosofía
ambiental, es una disciplina estricta que requiere diferentes conocimientos y
una aplicabilidad de ingeniería y tecnología avanzada. Por último, encontramos
un factor interesante, este es el costo de los proyectos, que según el autor
existen muchos que poseen un costo muy reducido, lo cual ayuda a poner el
programa en marcha y alcanzar ahorros significativos. El ahorro inicial puede
ser insignificante. Los primeros proyectos tienen un bajo costo, pero estos
tienen la ventaja de ser fiables y estar libres de riesgos empresariales. Luego
se podrán encarar proyectos más complejos, que puedan resultar como un
verdadero ahorro. Sin embargo, para hacer la mejor inversión en todos los
proyectos, una buena preparación ahorra una gran cantidad de problemas
posteriores.
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